Las luces
Todo comenzaba antes del que saliera el sol. La rutina era casi siempre la misma. Los días se sucedían sin grandes sorpresas. Pero poco le importaba, nunca se detendría a pensar en todo lo que pasaba a su alrededor.
Su vida siempre había sido de esa forma. Levantarse temprano, con todo el ruido que siempre había a su alrededor y esas luces que pasaban y la despertaban, caminar un poco y comer. Y después llegaba él y la tocaba. Le gustaba que la tocara. Después se sentaba a su lado y le conectaba esas cosas para sacar su leche. Mientras ella seguía comiendo. Realmente no había mucho qué hacer en el resto del día. No había tanto espacio para caminar. Pero ese día sería diferente.
Del otro lado del patio, también se despertó. Había oído la puerta del patio. Inmediatamente se puso de pie y agitó la cola esperando a que llegara él para acompañarlo en las primeras labores del día. Le encantaba gritarle a las gallinas. Se divertía viéndolas tratar de escapar asustadas aunque no tuvieran a donde. De vez en cuando correteaba alguna aunque sabía que no debía morderla.
También le llamaban la atención las luces. Algunas veces cuando salía con él a dar la vuelta, lo acompañaba y pasaban cerca de ellas. Venían muy rápido y demasiado cerca. Pasaban a la altura de sus ojos y lo encandilaban. Pero sabía que si lo seguía podía ir a cualquier lado. Se imaginaba que las luces eran peligrosas, porque él también las evitaba y hasta huía de ellas.
Ya había terminado con el aparato de la leche. Le había quitado todo y se había retirado, pero se olvidó de cerrar la puerta. Buscando algo más de comer, empujó suavemente la puerta y salió. Era la primera vez en mucho tiempo. Solo lo hacía cuando la sacaban, siempre amarrada y en compañía de él. Ahora estaba libre y caminó hasta llegar más allá de otra puerta entreabierta.
Puso sus patas sobre una superficie dura, que no conocía. Estaba caliente y resbalosa, no podía caminar bien. Alcanzó a divisar un poco de pasto al otro lado de la superficie y comenzó a caminar pero no era fácil. Entonces aparecieron las luces. Y el ruido. Agudo, molesto, comenzaron a aturdirla, al tiempo que las luces no la dejaban ver hacia dónde iba. Lo único que se le ocurrió fue detenerse y gritar. Tenía miedo y no podía pensar nada más.
A lo lejos oyó el grito. Volteó las orejas y también gritó para él pusiera atención y viera qué es lo que estaba pasando. Él volteó y caminó rápidamente a la entrada porque el escándalo era cada vez mayor. Lo siguió cuando empezó a correr y juntos llegaron a la entrada para ver qué era lo que pasaba. Uno de esos animales grandes con protuberancias en la cabeza estaba parado en medio del camino de las luces. El ruido, agudo, era ensordecedor.
Oyó que el gritaba, le decía que trajera de regreso al animal. “Regrésala al establo”. Sabía lo que tenía que hacer. Corrió y se acercó al animal. Comenzó a gritarle pero no se movía. Lo intentó pero no resultaba nada. Entonces mordió una de sus patas.
El miedo la paralizaba, no quería moverse porque las luces le daban miedo, pero a la vez quería huir. Entonces llegó el pequeño. Le gritó varias veces, pero el miedo era demasiado y no entendía porque le gritaba. Se quedó ahí buscando una ruta de escape. El pequeño continuaba gritando hasta que la mordió. El dolor causó que se moviera y comenzara a correr, pero en dirección contraria a la puerta. Atravesó el pasto y siguió sin importarle nada. No vio las enormes luces que se acercaban, no escuchó el ruido que venía de ellas, mayor que todos los otros.
Artículo de un periódico local un viernes por la mañana: “Terrible accidente cuando una vaca escapa de una pequeña granja situada cerca de una de las avenidas más importantes de la ciudad. El dueño declaró que no sabía cómo había escapado, pero que cruzó apresuradamente el arroyo y al llegar a los carriles del otro sentido fue golpeada por un camión que iba pasando. Todo sucedió a las 6 de la mañana”.
Realmente me costó más trabajo del que pensé.
ResponderEliminarHola Luis. Me alegra que hayas logrado colgar tu cuento, aunque fuera a último minuto. La trama se parece un poco a la de otro participante: Fiesky y su cuento "La carretera". Sin embargo, tú has dado to toque personal.
ResponderEliminarLa verdad me ha gustado. Pero si he de comentarte algo adicional, diría que me parece un poco brusco el cambio de narrador al final. Creo que para que la nota del periódico tenga más efecto, habría que distanciarla más del resto del texto, no solo físicamente (a través de más espacios), sino estructuralmente (sé que no es la palabra correcta, pero no se me ocurre otra). Quizás funcionaría si pusieras una letra distinta a la del resto del texto, y quizás un apunte de parte del narrador, anticipando un poco más que se está a punto de leer un periódico.
En fin, me ha gustado la imagen de las luces como elemento seductor y misterioso.
Espero puedas pasarte por mi cuento.
Saludos.
Hola Víctor.
ResponderEliminarGracias. Me costó un poco de trabajo y estaba medio enojado porque de repente se juntaron varios asuntos y casi no tuve tiempo.
Fíjate que estoy de acuerdo contigo, el final tampoco me gustó. Podría cambiarle de tipo de letra o separarlo un poco, hasta pensé en eliminarlo porque las luces en realidad no necesitan explicación y creo que queda claro de qué animales se trata.
Ya es viernes y por fin terminó esta semana tan pesada. Voy a echarle un ojo a tu cuento (y a los otros también) y voy a ver las nuevas 3 variables. Espero darme más tiempo para terminar el nuevo relato.
Saludos
Luis. Me gustó mucho tu texto. Y te cuento que a diferencia de ti, a mi sí me gustó el final de nota de prensa. Entiendo lo que dices con respecto a lo de seguir especificando qué eran las luces, cuando -en efecto- el lector sabe desde la primera vez que lo mencionas de qué se trata. Pero el principio, eso de "Terrible accidente cuando... de la ciudad", a mi me ha gustado. E incluso la frase "El dueño declaró que no sabía cómo había escapado" y lo de "todo sucedió a las 6 de la mañana".
ResponderEliminarEn donde sí me volví changos fue en lo de las mordidas, no entendí mucho si fueron una o dos. Capaz que estoy leyendo esa parte mal.
De todos modos, eso no fue un impedimento para entender el cuento y poder decirte que me gustó mucho.
Un saludo.
Gracias por tu comentario Emma.
ResponderEliminarEl número de mordidas, creo, es irrelevante porque lo que finalmente sucedió es que consiguió que ella se moviera, pero en dirección contraria. Al final el resultado fue el mismo.
Tienes toda la razón Luis, al final logró moverla, que era lo que quería. Lo que pasa es que al leer esa parte, -al menos a mí- me da la sensación de que estoy leyendo lo mismo dos veces seguidas.
ResponderEliminar1.- Comenzó a gritarle pero no se movía. Lo intentó, pero no resultaba. Encontes mordió una de sus patas.
2.- Le gritó varias veces, pero el miedo era demasiado y no entendía por qué le gritaba. Se quedó ahí buscando una ruta de escape. El pequeño continuaba gritando hasta que la mordió.
Es decir, con la primera vez, me entero de que gritó y al no obtener respuesta, le mordió. Mi pregunta es, ¿la segunda vez es una reiteración de la misma escena o es algo que sucedió después de la primera mordida?
Del "hasta" de la segunda vez, entiendo que hubo un primer agotamiento de opciones y se tuvo que llegar a la mordida como último recurso. Lo que sucede es que ya antes he leído que la mordió una vez, entonces me confundo.
Si la intención de la segunda vez es decir: "hasta que la mordió, de nuevo", -me parece- que se soporta mejor el "hasta", que tal y como está, le da un tono sorpresivo a una acción que ya se dijo que se ejecutó, y que incluso es mayor que la primera vez que se menciona, que -según creo- es donde sí debería estar la emoción.
Y allí es donde viene mi curiosidad.
Aunque repito, quizá y soy yo quien está leyendo mal. Por eso pregunto la cantidad de mordidas.
Ya entendí lo que querías decir. Es falta de formato en el texto.
ResponderEliminarEs la misma mordida, pero desde ambos puntos de vista.
1.- Comenzó a gritarle pero no se movía. Lo intentó, pero no resultaba. Encontes mordió una de sus patas.
Desde el punto de vista del perro.
2.- Le gritó varias veces, pero el miedo era demasiado y no entendía por qué le gritaba. Se quedó ahí buscando una ruta de escape. El pequeño continuaba gritando hasta que la mordió.
Desde el punto de vista de la vaca.
Tal vez habría que reacomodar los textos o separarlos por líneas para clarificar. Es la primera vez que publico en un blog y no sabía cómo enriquecer el texto.
Espero que haya quedado mejor explicado.
Saludos y gracias por los comentarios.