Hola. He estado muy complicado, pero envío las variables de esta semana:
Ubicación: Querétaro, Querétaro, México
Una playa
Tiene que ser un relato de terror.
Buena semana escribiendo.
miércoles, 19 de octubre de 2011
jueves, 15 de septiembre de 2011
Ausencia forzosa
Después de una semana ausente por enfermedad general (no mía, sino de mi hija que ya está bien), donde no tuve tiempo ni ganas de escribir, regreso para postear las variables de la semana pasada. Espero que esté bien y haber entendido cómo era el escrito esta vez.
jueves, 1 de septiembre de 2011
Las luces
Todo comenzaba antes del que saliera el sol. La rutina era casi siempre la misma. Los días se sucedían sin grandes sorpresas. Pero poco le importaba, nunca se detendría a pensar en todo lo que pasaba a su alrededor.
Su vida siempre había sido de esa forma. Levantarse temprano, con todo el ruido que siempre había a su alrededor y esas luces que pasaban y la despertaban, caminar un poco y comer. Y después llegaba él y la tocaba. Le gustaba que la tocara. Después se sentaba a su lado y le conectaba esas cosas para sacar su leche. Mientras ella seguía comiendo. Realmente no había mucho qué hacer en el resto del día. No había tanto espacio para caminar. Pero ese día sería diferente.
Del otro lado del patio, también se despertó. Había oído la puerta del patio. Inmediatamente se puso de pie y agitó la cola esperando a que llegara él para acompañarlo en las primeras labores del día. Le encantaba gritarle a las gallinas. Se divertía viéndolas tratar de escapar asustadas aunque no tuvieran a donde. De vez en cuando correteaba alguna aunque sabía que no debía morderla.
También le llamaban la atención las luces. Algunas veces cuando salía con él a dar la vuelta, lo acompañaba y pasaban cerca de ellas. Venían muy rápido y demasiado cerca. Pasaban a la altura de sus ojos y lo encandilaban. Pero sabía que si lo seguía podía ir a cualquier lado. Se imaginaba que las luces eran peligrosas, porque él también las evitaba y hasta huía de ellas.
Ya había terminado con el aparato de la leche. Le había quitado todo y se había retirado, pero se olvidó de cerrar la puerta. Buscando algo más de comer, empujó suavemente la puerta y salió. Era la primera vez en mucho tiempo. Solo lo hacía cuando la sacaban, siempre amarrada y en compañía de él. Ahora estaba libre y caminó hasta llegar más allá de otra puerta entreabierta.
Puso sus patas sobre una superficie dura, que no conocía. Estaba caliente y resbalosa, no podía caminar bien. Alcanzó a divisar un poco de pasto al otro lado de la superficie y comenzó a caminar pero no era fácil. Entonces aparecieron las luces. Y el ruido. Agudo, molesto, comenzaron a aturdirla, al tiempo que las luces no la dejaban ver hacia dónde iba. Lo único que se le ocurrió fue detenerse y gritar. Tenía miedo y no podía pensar nada más.
A lo lejos oyó el grito. Volteó las orejas y también gritó para él pusiera atención y viera qué es lo que estaba pasando. Él volteó y caminó rápidamente a la entrada porque el escándalo era cada vez mayor. Lo siguió cuando empezó a correr y juntos llegaron a la entrada para ver qué era lo que pasaba. Uno de esos animales grandes con protuberancias en la cabeza estaba parado en medio del camino de las luces. El ruido, agudo, era ensordecedor.
Oyó que el gritaba, le decía que trajera de regreso al animal. “Regrésala al establo”. Sabía lo que tenía que hacer. Corrió y se acercó al animal. Comenzó a gritarle pero no se movía. Lo intentó pero no resultaba nada. Entonces mordió una de sus patas.
El miedo la paralizaba, no quería moverse porque las luces le daban miedo, pero a la vez quería huir. Entonces llegó el pequeño. Le gritó varias veces, pero el miedo era demasiado y no entendía porque le gritaba. Se quedó ahí buscando una ruta de escape. El pequeño continuaba gritando hasta que la mordió. El dolor causó que se moviera y comenzara a correr, pero en dirección contraria a la puerta. Atravesó el pasto y siguió sin importarle nada. No vio las enormes luces que se acercaban, no escuchó el ruido que venía de ellas, mayor que todos los otros.
Artículo de un periódico local un viernes por la mañana: “Terrible accidente cuando una vaca escapa de una pequeña granja situada cerca de una de las avenidas más importantes de la ciudad. El dueño declaró que no sabía cómo había escapado, pero que cruzó apresuradamente el arroyo y al llegar a los carriles del otro sentido fue golpeada por un camión que iba pasando. Todo sucedió a las 6 de la mañana”.
sábado, 13 de agosto de 2011
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